Fragmento 1
Fragmento 2
En el primer fragmento de “Perfume de mujer” (1992), de Martin Brest, podemos apreciar a una pareja bailando el tango “Por una cabeza”, de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, en un restaurante lujoso. Aunque la joven se encuentra un poco nerviosa al inicio y se deja guiar por el señor, los movimientos de ambos son muy ágiles, gráciles y coordinados. La música es tocada en vivo por la banda y los instrumentos logran alcanzar notas muy altas, creando un ambiente de seducción. Ellos son los únicos bailando, mientras que los otros comensales y, especialmente un joven, los miran con admiración e inclusive rompen en aplausos de aprobación.
El contexto del primer fragmento audiovisual, cambia totalmente cuando conocemos el trasfondo de la situación. Frank (Chris O’Donnell) y Charlie (Al Pacino), se acercan a la mesa de Donna, (Gabrielle Anwar) una joven que está sentada sola en una mesa. Frank entabla conversación con ella y se sienta a acompañarla, junto con Charlie, que está un poco nervioso. Es mediante esta sucesión de escenas que nos damos cuenta de que Frank es ciego y Charlie, su lazarillo. Pero, su discapacidad no le impide tener una vida plena y por el contrario, maneja los espacios ágilmente y con confianza. Finalmente, cuando lo vemos bailar, nos olvidamos de su ceguera y nos conmueve ver que lo haga tan bien. Precisamente, su condición hace que la escena se vuelva memorable y la convierte en una de las mejores en la historia del cine.
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