Desde finales del pasado mayo, miles de estudiantes chilenos han salido a las calles para protestar y pedir reformas en el sistema educativo de su país. Comenzaron siendo 8,000 manifestantes, pero hoy el apoyo ha crecido masivamente. A finales de agosto en la huelga general convocada por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) se movilizaron cerca de 200,000 manifestantes. Algunos analistas del movimiento lo llaman "El invierno chileno" y dicen que se ha convertido en todo un éxito.
Su líder, Camila Vallejo Dowling, levantó el espíritu de los jóvenes, invitándolos a no quedarse callados frente a injusticias del sistema y convertirse en dueños de sus destinos. Desde noviembre de 2010 es la presidenta de la Fech, siendo la segunda mujer en 105 años en liderar el sindicato de estudiantes. Con tan sólo 22 años, Camila, que estudió geografía y está preparando su tesis, ha conseguido poner en jaque al Gobierno de Piñera.
Sus padres militaron en la filas del Partido Comunista con Salvador Allende en los años 70. Esta formación política y la consciencia que tiene de su belleza (usada para captar la atención de los jóvenes y las fuerzas políticas) la ayudaron a convertirse en una líder sólida y carismática.
El movimiento revolucionario tiene como propósito lograr una reforma educativa que se basa en fortalecer la educación pública y hacer de la universidad un sistema de aprendizaje accesible y desvincularlo del pensamiento que la sitúa como un producto para la élite social y económica.
Aunque muchos critican que Camila le está dando un giro político a las revueltas, se ha convertido en el símbolo de la protesta y cuenta con el apoyo de casi el 70% de la población. Ella no descarta ligar su futuro en la política, debido al éxito que tenido como dirigente del movimiento, con su consigna "no queremos mejorar, queremos cambiar".
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